sábado, 18 de julio de 2015

LA HISTORIA DE LA BITÁCORA DE SUI GENERIS QUE NITO MESTRE RECUPERÓ POR FACEBOOK .


Existe una historia detrás de la separación de Sui Generis: la de dos carpetas que se perdieron días antes de los últimos shows, un registro inédito, una bitácora llevada adelante con obsesión por el mismo Nito Mestre en los 70, que un fanático cuidó por 40 años. El músico en una entrevista exclusiva con minutouno.com, y a días de haber recuperado el material, cuenta cómo fue.
Entra al bar como si fuera uno más. Como si sus canciones no hubieran marcado generaciones, no hubiera compartido un escenario con Paul McCartney, o cantado frente a dos Luna Park repletos en 1975, cuando al productor Jorge Álvarez se le ocurrió que, como los Beatles con Let it Be, Sui Géneris tenía que despedirse con show, disco y película. Claro que Charly y Nito, a diferencia de los de Liverpool, no tocaron solos en una terraza, sino frente a más de 30 mil personas que esa noche no querían irse a sus casas.
Nito saluda al de la barra y empieza a buscar un lugar libre. Pregunta si puede ir arriba, sube dos escalones, mira, no le convence, baja, y termina eligiendo una mesa al lado de la ventana. Juega de local. Es el bar al que viene siempre, Janio es el barrio donde hoy vive, Palermo, es apenas a unas cuadras del lugar exacto donde hace cuatro décadas empezó la historia que está por contar.

HUBO UN TIEMPO QUE FUE HERMOSO

"Las carpetas vinieron a la par de cuando empezamos con Sui. Se me ocurrió que sería bueno juntar la carrera para algún día cuando sea grande, por ejemplo ahora (se ríe), saber cómo empezó todo", resume sobre las causas que lo llevaron a armar ese registro íntimo, de la que hoy es una de las bandas fundacionales del rock argentino. Pero que cuando Nito pegaba aquel primer recorte de 1cm x 2cm de diámetro en su casa de Núñez, sacado de un folleto del primer show, era apenas el grupo de dos compañeros de secundaria, “dos Carlitos", Carlos Alberto Mestre y Carlos Alberto García Moreno, más tarde Nito y Charly, que soñaban con su primera banda de rock.
"Yo sabía que nos iba a ir bien. Nosotros repartíamos con Charly los volantes por la calle en Mar del Plata y les decíamos a las chicas 'vengan a vernos ahora porque cuando seamos famosos no les vamos a dar bola´, y lo decís tanto que te lo terminás creyendo", se acuerda, y trae a la charla las caminatas que hoy representan las dos estatuas suyas emplazadas en calle Rivadavia, frente al Teatro de La Comedia marplatense.
"En las carpetas están los primeros recortes que son esto – tapa con la palma de la mano la mitad de un sobre de azúcar que hay en la mesa– , una línea apenas que decía 'Sui Generis', que se van haciendo cada vez más grandes a medida que pasan las hojas. Y en las partes finales, sobre el último cartón, fecha, lugar de la actuación y la cantidad de gente estimada de los shows"– cuenta, pero en la descripción deja afuera gran parte de lo que guarda esa bitácora.
Las carpetas, una marrón y otra azul, ocupan la mitad de una mesa de bar. Esconden además de los recortes que van de menor a mayor, que empiezan siendo apenas un cintillo y terminan en portadas a color y artículos a doble página, fotos jamás vistas de la banda, las letras escritas a mano por Charly de clásicos como "Eiti-Leda" cuando todavía se llamaba "Nena" o de "Superhéroes", tema que aparecería recién en el primer disco solista de García "Yendo de la cama al living" en 1982 y tendría la participación especial de Nito. Dibujos y garabatos, los primeros afiches, y hasta una instantánea fuera de foco de la primera presentación en TV, donde se los ve tocando con 17 años y en uniformes de colegio. "Nos habíamos sacado las corbatas, pero estamos con los uniformes", comenta Nito cuando la encuentra suelta en una de las páginas.
Hay fotos de algunas de las presentaciones del grupo.  Entre ellas, La primera vez que Sui Generis fue a un programa de televisión. En la imagen Nito y Charly llevan puesto el uniforme del colegio Social Militar Dr. Dámaso Centeno, en el que se conocieron y las del día en que fueron teloneros de Joan Manuel Serrat.  También estála grilla hecha a mano por nito: shows, fecha de la presentación y cantidad de gente estimada.
"Yo tengo el recuerdo que en el mes de agosto, más o menos como ahora pero 40 años atrás, nosotros estábamos ensayando en una sala a la que nunca habíamos ido y a la que se nos ocurrió ir exclusivamente para el Adiós Sui Géneris. La cosa es que en algún momento por algún motivo yo llevé las carpetas y quedaron ahí", reconstruye. Mientras habla niega con la cabeza, como repasando estos últimos 40 años en los que las dio por perdidas, sin teminar de acordarse cómo fue que pasó. "Creo que volví, pero ya no estaban, yo tenía la cabeza en el Adiós Sui y en la despedida", repasa y aclara: "pero nunca las dejé de buscar".
"Después del Adiós Sui Géneris nosotros fuimos a Córdoba, y a la otra semana a lo que fue el último show en realidad que fue en el sur, que fue cuando chocó la camioneta. Volcó el que llevaba los instrumentos en la 'Curva de la Muerte' que le dicen, entre Caleta Olivia y Comodoro Rivadavia, y se rompió todo. Al día siguiente nos robaron el minibug con todas las cosas y no era época militar pero estábamos cerca, así que tampoco era momento para reclamar nada", revela sobre la seguidilla de sucesos que lo alejaron de las carpetas en aquel momento.
"Cuando sucedió todo esto: había perdido las carpetas, había sido el Adios Sui Géneris, se rompen todos los equipos, obviamente esa fue la separación. Era una cadena de acontecimientos, una marca evidente de que todo se acababa", y casi sin querer, las carpetas perdidas se vuelven parte de los desencadenantes del final de Sui.

CONFESIONES DE UN INVIERNO
En agosto de 1975 Marcelo Gips tenía 17 años y trabajaba en la sala de ensayo que había puesto con un amigo en Guatemala entre Scalabrini Ortíz y Malabia, pleno barrio de Palermo. Ahí fue a parar Sui Generis que en esos días se preparaba para sus dos últimos shows en el Luna Park, los que más tarde se convertirían en conciertos fundamentales de la historia del rock nacional, película y disco doble incluidos.
Sin embargo, antes de los recitales y a menos de un año de que estallase el golpe militar en Argentina, la denuncia de un grupo de vecinos del barrio diciendo que "habían visto gente extraña" entrando a la sala de Marcelo, hizo que una noche la policía la cerrara con todo lo que había adentro. Ahí quedaron las carpetas de Nito, que un jovencísimo Gips encontraría semanas más tarde y creería que eran de Charly García.
"En las carpetas están las letras escritas a mano de canciones de Charly, imagino que por eso mi papá estaba convencido de que eran de él", cuenta Dana, hija de Marcelo, que se enteró por un amigo que Nito Mestre estaba buscando las carpetas que guardaba su papá.
Fue Pamela Gowland, esposa de Nito, la que en un post en Facebook escribió que por las cuatro décadas de aquellos últimos recitales, estaban recolectando recuerdos de Sui. Ese primer mensaje, es el que hizo que Nito, que a pesar de sus 62 años escucha música en Spotify, y no sale de gira sin su Chromecast, con el que sigue cada capítulo de su serie favorita, Homeland, insistiera también en la red social con una nueva publicación que tituló "búsqueda implacable", donde hablaba de las carpetas. Publicación que llegó a ojos del amigo de Dana, para que las puntas de esta historia empezaran a encontrarse.
"Para mi papá fue durísimo pero en nuestra cabeza la ecuación era simple, teníamos algo que no era nuestro y había que devolverlo", dice Dana, que fue la encargada de escribirle al ex Sui Generis para darle la buena noticia, aunque poniendo condiciones para dárselas: "te las entregamos en mi casa, charla, pizza y anécdotas de por medio", cuenta Dana. "Las carpetas están impecables porque mi papá es muy detallista, las cuidó mucho. Nosotros nunca quisimos lucrar con eso, ni pensamos en hacer plata", aclara Dana, para la que a lo largo de sus 25 años las carpetas siempre estuvieron ahí, al alcance de la mano, en un estante de su casa.
"No le sacamos fotos a los álbumes, no los digitalizamos, eso era de Nito y él tenía que decidir qué hacer. Los que venían a casa lo veían y no lo podan creer. Es un tesoro del rock nacional", sintetiza sobre los "álbumes", como les dice ella a las carpetas de Nito, que el domingo pasado en una cena en casa de los Gips, en Caballito, le devolvieron a su dueño original en medio de anécdotas.

SUI GENERIS DESPUES DE 40 AÑOS EL ADIOS
Hablar con Nito de Sui y no preguntarle por Charly, es como hablar con Paul McCartney de Los Beatles y no mencionar a John Lennon. Imposible. "Me acuerdo de habernos recién separado y estar hablando con Charly que ya pensaba en cómo hacer La Máquina de Hacer Pájaros y yo me imaginaba a Los Desconocidos de Siempre", se acuerda. "Nos mostrábamos las cosas, porque Sui Generis era muy fuerte, era compartir con el otro lo que cada uno estaba haciendo", admite sobre los primeros tiempos después de la separación. "Para mí de alguna forma Sui Generis nunca se acabó, siguió pero sin Charly", dice.
"Hay cosas de la esencia de Charly que siguen estando, pero cuando se inventó el 'Say No More' tomó un rumbo distinto. Cuando nos volvimos a juntar en el 2000 le dije: Charly, Sui Generis no tiene nada que ver con 'Say no More'", deja saber de la charla que tuvieron previa al disco "Sinfonías para adolescentes" (2000) que presentaron con un recital en la cancha de Boca y otro gratuito en Parque Sarmiento.
"Para mí el 'Say no More' lo tiene atado. Él ya es Charly, una vez lo hablamos con León (Gieco), no te hacen falta 70 músicos al lado cuando sos Charly García", opina, y termina: "Más allá de la parafernalia de adornarlo, al rock lo que le hace falta son canciones lindas".

Por: Alejo Santander
Fuente: Minutouno.com

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